Pinta de sombras la memoria
Sí! Píntala!
con una brocha bien gorda.
Coge el grueso mango
para afrontar el lienzo amargo
con un valor que hoy se esconde.
Deja en la mesita de otra cama
y de otros sueños
el pincel delgado
–ese pincel de cabellos dorados-
pues ya no te sirve
pues, iluso, no conoce las horas de la nada:
las que no cuentan, las del vacío.
Déjalo flotar en cualquier vaso de pucheros
que no sea el tuyo
pues ya no te sirve
pues solamente baila con sus cabellos al viento.
No dudes y pinta!
Rompe el lienzo!
Colorea un viaje de sueños enteros y
busca en esa, en esa mancha
–la del goteo-
la alegría del fondo del fondo
Y así, mírate dentro.
Podrías llorar mientras...
Podrías!
si recuerdas como se llora
Mas no confundas la tristeza
de esa lágrima de aceite
con el abismo del tiempo sin aire
Mas no confundas la pena
aunque resbale sin oriente
con el desierto de una alma sin dueño.
Pinta!
Rasga el lienzo!
Colorea una sonrisa de Mona Lisa,
busca el tacto más espeso
-casi arena casi barro-
búrlale la parte estética
y pinta
Aunque pese...
Aunque te pese!